Historia
La Cofradía del Santo Sepulcro tiene sus orígenes en el último tercio del siglo XVI, vinculada a los carmelitas calzados de Córdoba. Fundada en la ermita de la Vera Cruz, sus primeras reglas fueron aprobadas el 5 de marzo de 1573, aunque ya existía con anterioridad. Desde sus inicios, la hermandad se centró en la devoción a Cristo Yacente y a Nuestra Señora de las Angustias (luego llamada Nuestra Señora de las Penas), procesionando en la noche del Viernes Santo con gran solemnidad.
A lo largo del siglo XVII, la cofradía experimentó un notable crecimiento, incorporando elementos barrocos a sus procesiones y consolidándose como una de las hermandades más importantes de la ciudad. Tras el traslado de los carmelitas a Puerta Nueva, se construyó una nueva iglesia, y la cofradía remodeló su capilla en 1737. Durante este periodo, la procesión del Santo Sepulcro se caracterizó por su boato, con pasos como el de la Santa Cruz, Cristo Yacente y Nuestra Señora de las Penas, acompañados de autoridades y religiosos.
En el siglo XVIII, la cofradía recibió un importante apoyo del colegio de escribanos públicos, que ayudó a solventar sus dificultades económicas. Sin embargo, la exclaustración de los carmelitas en 1835 marcó un periodo de decadencia. Las imágenes de la cofradía fueron trasladadas a la parroquia del Salvador y Santo Domingo de Silos, donde continuaron recibiendo culto.
A principios del siglo XX, la cofradía fue reorganizada gracias al impulso del conde de Torres Cabrera, aunque su actividad decayó nuevamente en la década de 1920. Tras varios intentos de revitalización, la hermandad resurgió con fuerza en 1937, participando activamente en la procesión del Santo Entierro con un destacado acompañamiento.
En 1973, un grupo de jóvenes estudiantes refundó la cofradía, aprobándose sus estatutos ese mismo año. En 1976, se encargó al imaginero Luis Álvarez Duarte la talla de Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad, que se incorporó a la hermandad. En 1985, se añadió la advocación de la Inmaculada Concepción al título de la cofradía, retomando una tradición histórica.
En 1995, la hermandad dio un salto cualitativo con la incorporación de un nuevo paso para Nuestra Señora del Desconsuelo, acompañada de San Juan y María Magdalena, tallados por Miguel Ángel González Jurado. Este conjunto, bajo un palio de diseño innovador, marcó un hito en la estética de la cofradía.
En 2007, se estrenó un nuevo paso para Cristo del Santo Sepulcro, de estilo neomanierista, que causó gran impacto en la Semana Santa cordobesa. Además, la cofradía ha mantenido su compromiso con la devoción a la Inmaculada Concepción, participando en actos diocesanos como la procesión conmemorativa del CL Aniversario del Dogma de la Inmaculada en 2004.
Hoy, la Cofradía del Santo Sepulcro es una de las hermandades más emblemáticas de Córdoba, con una rica historia que combina tradición, devoción y una constante renovación artística y espiritual.
Sagrados Titulares
La imagen de Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro es una talla anónima de principios del siglo XVII, originalmente un crucificado con brazos articulados que fue adaptado para representar a Cristo yacente. Aunque se barajó encargar una nueva imagen al escultor Ortega Bru, la hermandad decidió conservar esta antigua talla, venerada en la Iglesia de El Salvador.
El rostro de Cristo, sereno y con los ojos cerrados, muestra un profundo realismo. Las gotas de sangre, los pómulos marcados y la barba simétrica reflejan la influencia de la escuela sevillana en su autor, probablemente un artista local. Actualmente, la imagen procesiona en una urna de madera de palosanto, policromada en caoba, obra de Rafael Juliá Villaplana (siglo XIX). La urna, de diseño elegante y rematada con una cruz de plata, permite admirar la talla desde todos los ángulos.
La imagen de Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad fue tallada en 1977 por el reconocido escultor sevillano Luis Álvarez Duarte. Es una imagen de candelero, concebida para vestir, con un rostro que transmite profundo dolor y serenidad. Sus ojos, enrojecidos por el llanto, derraman lágrimas que acentúan su expresión de desconsuelo.
En 1995, se incorporaron a la procesión las imágenes de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, talladas por Miguel Ángel González Jurado. Estas figuras, también de vestir, completan una escena de duelo que enriquece la estética y el significado devocional del paso.
Sede Canónica
La Iglesia del Colegio de Santa Catalina, hoy conocida como Iglesia del Salvador y Santo Domingo de Silos, es un emblemático templo de Córdoba cuya construcción comenzó en 1564 y finalizó en 1588, tras varios parones por falta de fondos. Diseñada con una portada manierista de transición al barroco por Francisco de Villalpando, la iglesia fue bendecida el 12 de enero de 1589. Aunque tradicionalmente se atribuyó su autoría a Bartolomé de Bustamante, estudios recientes sugieren que fue obra de Hernán Ruiz II.
En el siglo XVIII, se añadieron elementos significativos como la sacristía (1723), diseñada por Francisco Hurtado Izquierdo, y la Capilla de la Anunciación (mediados del siglo XVIII). También se instalaron el cancel de la puerta principal (1712), el retablo mayor (1721) y otros retablos laterales, destacando el de Nuestra Señora del Socorro (1755), obra de Alonso Gómez de Sandoval.
Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, la iglesia quedó sin uso hasta que, en 1782, el obispo Baltasar de Yusta y Navarro unificó las parroquias de Santo Domingo de Silos y El Salvador, trasladando el Santísimo Sacramento a este templo. Este hecho marcó la separación física entre la iglesia y el antiguo colegio, mediante un muro que aún persiste.
A lo largo de los siglos XIX y XX, el templo sufrió diversas transformaciones, incluyendo la eliminación del estuco exterior en 1964 y obras de emergencia en 1992 debido al deterioro de las cubiertas. En 1996, el ático del retablo mayor se desplomó, lo que llevó a una profunda restauración.
El 9 de enero de 2001, la iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta de Andalucía. Gracias a un convenio entre la Consejería de Cultura, el Obispado de Córdoba y Cajasur, se inició una restauración integral en febrero de 2003, que culminó en junio de 2004. El templo fue reinaugurado civilmente el 28 de junio de 2004 y reabierto al culto el 2 de julio de 2004 por el obispo Juan José Asenjo Pelegrina.
Hoy, la Iglesia del Salvador y Santo Domingo de Silos es un monumento histórico y religioso de gran relevancia en Córdoba, que combina su rica historia con un legado artístico y arquitectónico único.